Manuel trabaja en el supermercado Key Foods de la 145 con Broadway. Todos los días, de diez de la mañana a diez de la noche, se coloca junto a la cajera y mete las compras de los clientes en bolsas de plástico. Suele coger dos por cada tres alimentos: se rompen nada más tocarlas. Manuel cruzó la frontera de México hace doce años, llegó a Los Ángeles y de ahí se mudó a Nueva York. Su familia sigue en Oaxaca y habla con ellos todas las semanas. Más ahora, que existe WhatsApp, Facebook y Facetime. “Les veo envejecer”, sonríe Manuel.
El lunes, Manuel lloraba mientras metía huevos y leche en bolsas separadas. “¿Todo bien?”, le pregunté. Él, sin apartar la mirada de las bolsas, contestó: “Han matado a mi sobrino en la casa, en Oaxaca. Le han matado y yo aquí”. Dejó las bolsas y subió la mirada: “No creen que Dios es importante, se olvidan de rezar. Pero lo es, lo es”. Y con eso, Manuel siguió colocando verduras en bolsas hasta las diez de la noche.
De qué se habla en la calle
El domingo, la izquierda ganó en España con Pedro Sánchez. Las elecciones llegan después de tres años de inestabilidad política: en 2016 no se pudo formar gobierno tras las elecciones generales; en 2017 tuvo lugar el referéndum en Cataluña, y el año pasado los socialistas (PSOE) hicieron una moción de censura al anterior presidente Mariano Rajoy (PP) por casos de corrupción.
Con una participación electoral del 75%, el partido socialista (PSOE) ha ganado con 123 escaños y la derecha se ha fragmentado entre un debilitado PP, un fortalecido Ciudadanos (Cs) y la irrupción de Vox en el Congreso.
Ahora el PSOE liderado por Sánchez tiene que pactar para llegar a la mayoría (176 escaños). Sus opciones son Cs, que se ha negado, o el partido de izquierdas Podemos, con otros partidos regionalistas como el vasco PNV. De momento, el PSOE aspira a gobernar solo. En este artículo, El Confidencial explica por qué triunfó el PSOE y se hundió el PP.
Qué se comenta en la redacción
En 1942, el escritor húngaro Sándor Máraipublicó su mejor novela “El último encuentro”. Márai reflexiona sobre la amistad en una Hungría debilitada por la Primera Guerra Mundial, el período de entreguerras y la ocupación nazi.
En “El último encuentro”, dos amigos de la infancia se juntan después de 41 sin verse. Henrick, militar de clase alta, quiere entender qué pasó hace 41 años, así que invita a Kónrad a cenar. En 1989, Márai se suicidaría después de vivir más de 40 años en Estados Unidos, pero sus novelas triunfarían en España quince años después.
En el libro, Henrick dice a Kónrad: “Las preguntas son estas: ¿Quién eres? ¿Qué has querido de verdad? ¿Qué has sabido de verdad? ¿A qué has sido fiel o infiel? ¿Con qué y con quién te has comportado con valentía o con cobardía? Estas con las preguntas. Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo: eso no importa. Lo que sí importa es que uno al final responde con su vida entera.”
Para leer a gusto
1. Este perfil de Ian Parker, 2008, sobre Alec Baldwin.
“He is fifty years old, divorced, and lives alone in an old white farmhouse in the Hamptons and an apartment on Central Park West — feeling thwarted, if not quite persecuted. In conversation, he lets out an occasional yelping laugh, but he is often wistful, in a way that is linked to professional and romantic regrets, and to a period of tabloid notoriety last year, when an angry voice mail that he left for his daughter, who was then eleven, became public. He is very conscious of what is lacking in his life — a spouse, for example, and a film career something like Jack Nicholson’s, and the governorship of New York — and his rhetoric can sometimes bring to mind a scene from “30 Rock” in which Baldwin, in his role as Jack Donaghy, a shameless but astute TV executive, stares at an equestrian painting by Stubbs and, in a growled whisper of longing, says, “I wish I were a horse — strong, free, my chestnut haunches glistening in the sun.””
2. Este relatode Anton Chejov, 1908.
“En los primeros momentos le atormentaban la vergüenza y el temor de que la sala entera supiera que una mujer acababa de abrazarlo y besarlo, se retraía y miraba inquieto a su alrededor, pero, al convencerse de que allí seguían bailando y charlando tan tranquilamente como antes, se entregó por entero a una sensación nueva, que hasta entonces no había experimentado ni una sola vez en la vida. Le estaba sucediendo algo raro… “
3. Este poemade Robert Frost, 1923.
“Whose woods these are I think I know.
His house is in the village though;
He will not see me stopping here
To watch his woods fill up with snow.”
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Feliz semana,
Carmen
Imágenes de @miri_arroyo